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miércoles, 29 de abril de 2009

pescados y ovillos

bien dicen que los perros tienen dueño y se adaptan al territorio que este ocupe, en cambio los gatos si son trasladados de su ambiente a otro muchas veces se pierden tratando de volver a su lugar. Se ve que algo así pasó con este gato volador que nació en mi taller y fue llevado a "La Carlota" en Colonia; voló al día siguiente, según comentan en la compañía de una turista, aunque yo creo que está buscando el taller y en cualquier momento lo veo llegar por aquí.
Si es que no se me pierde, mi pobre gatito (en manos de esa turista que lo habrá conquistado con pescado fresco y algún ovillo de lana).



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