un gato, inmóvil, su vista fija en un punto, medita, logra su ascención, de a poco se ilumina, desprende toda su energía vibratoria y positiva; trae la luz al cuarto de un niño, casualmente, hermano de la niña del caracol; no!, las casualidades no existen, estoy felíz de llevar algo de mi energía a sus espacios.
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