cuando eramos chicos no teníamos conciencia de la importancia de cada vida en el universo por más chiquita que fuera, o por lo menos a mi me pasaba eso; entonces era frecuente que nos sintieramos importantes con una honda en la mano tirando piedras a los pájaros o pisando los bichitos que abundaban en la vereda en ciertas épocas (langostas, arañas, etc.), sólo respetabamos a algunos de ellos como los sanantonios o los guitarreros que tal vez nos caían simpáticos. Ahora hace tiempo que no veo un guitarrero y por eso cuando desarrollé este juguete con un traste de guitarra, pensé en que era un homenaje a ese ejemplar tornasolado con 2 antenas y una especie de algodón azul curiosamente en medio de la antena y no en su punta.
Gervasio aún es como yo cuando niño en su etapa de cachorro y se siente importante con cuanto bicho ve; así, el otro día tomó con su boca un guitarrero que logré rescatar pero sin una antena, y de esa manera no quizo vivir más. Con mayor razón, aquí va el homenaje para él.
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