Hoy en día, mi momento pasa por sentir el arte como una forma de vida y el juego como motor de la imaginación que le brinda energía. El juego de las formas de un cepillo, una percha, un palote, un respaldo o una semilla encontrada en la calle, un parque, una volqueta...dispara una idea que se completa y se transforma con otras formas, colores y texturas. El producto , a su vez, genera la imaginación de quién lo ve con otros ojos y me retroalimenta.
Allí está el juego: del material que se recicla y de mi propio reciclaje.
Ambos cobran NUEVA VIDA.
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